Un hombre intolerante, poseído por una creencia política obsesiva, no tuvo inconveniente en intentar agredirme escribiendo “dedíquese a rezar para que algún día se encuentre nuevamente con su marido”. Como si la muerte de mi esposo me hubiera vuelto bruta, ignorante e incapaz. Como si una mujer sin un hombre al lado, se convirtiera en un ente, en un zombi. Como si el único sentido de la vida de una mujer fuera un compañero. No sabía que la muerte de la pareja, convirtiera a la mujer en un mueble viejo. Lo único que debería preocuparle a la mujer imaginada por este individuo, es esperar encontrarse de nuevo con el esposo. Mientras tanto, ¡rece! A raíz de mi comentario político, este individuo vomitó lo que el fanatismo obsesivo no le logra dejar ver. Utiliza un momento personal difícil para humillar con la agresión. Y ante la reacción en redes por su conducta, pretendió minimizar la ofensa, evadiendo responsabilidad. “Mis palabras son culpa suya por lo que escribió”. La justificación fue peor que la primera agresión. No aclare que oscurece. ¿Recuerdan el comercial donde el hombre golpea a su pareja mientras se justifica “mire lo que usted me hace hacerle”?  Como Putin que está haciendo con el mundo lo que se le antoje porque según el, otros lo están llevando a ese extremo. El solo se defiende de lo que otros le obligan a hacer. ¿Habrase visto explicación mas patriarcal y estúpida? Cualquiera que sea el extremo, izquierda o derecha, el fanático agrede sin compasión porque solo su verdad es válida y no hay ningún impedimento para salirse con la suya. Putines enanos, de aquellos que creen que su verdad es universal. ¿Cuántos de estos hombres inundan el mundo, obligando al resto de la humanidad a doblegarse a sus creencias? Grandes, pequeños, en puestos de liderazgo o en la intimidad de una familia, estos personajes educados en la cultura patriarcal, se creen dueños de la verdad. Y heridos en su ego, la humillación y descalificación son su arma defensiva. Es sorprendente cómo el fanatismo desnuda la naturaleza humana mostrando lo mas deleznable del ser humano.

¿Por qué es tan complejo respetar opiniones ajenas? ¿Por qué es tan amenazante que alguien piense diferente? ¿Por qué se valida un solo modelo de vida? Los adjetivos agresivos son de tal calibre que demuestran mas mezquindad que inteligencia. Se llega al extremo de ni siquiera poder interrogar sobre tal propuesta o tal creencia. El insulto llega como respuesta a la diferencia de criterio. Analizando la conducta de este hombre machista, de estos hombres, de los miles de Putin, lo que se genera es una sensación de indignación sin límites. ¿Que se han creído? ¿Por qué abusan de sus hijos, de su compañera, de los seres que rodean sus vidas? En las historias de muchísimas mujeres está escrito el abuso de un hombre, de su mirada denigrante. “Eres fea”, “no es suficiente”, “por qué no fuiste hombre”, “por qué no te abortaron” y la mas generalizada de las agresiones: la negación de la paternidad, negarle un apellido, dudar de la madre y por ende, mancillar a la hija, al hijo. Pueden ser Gabos, hombres importantes, mentes brillantes, pero en muchos de ellos la marca infame del abuso. Y luego se preguntan el por qué de tanta indignación. ¿Por qué hay tanta rabia rondando al mundo?

Gloria H. @GloriaHRevolturas

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